Mostrando entradas con la etiqueta Bauhaus. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bauhaus. Mostrar todas las entradas

domingo, 21 de febrero de 2021

NOVENTA Y DOS

Al tiempito de terminar de grabar el primer disco de NO:ID., nos propusieron participar en un compilado en homenaje a The Cure. El proyecto era bastante ambicioso: buscaban versionar todos los álbumes y canciones que la banda británica había grabado hasta ese momento, hasta el año 2000, y publicar un bodoque de 14 CDs. Lo lograron. No sé cómo. El experimento lleva el título “Concise Pink Pig Atlas: The Whole Cure In The Mirror” y, a pesar de que nunca tuve un ejemplar en mis manos, por las fotos que he visto se lo ve bastante atractivo y muy bien terminado. Pareciera que tiene un acabado a mano que le sienta bastante bien ya que la mayoría de los participantes, todos y cada uno de nosotros exclusivamente conocidos por nuestros progenitores, lo hicimos a pulmón y con poquísimos recursos. Para nuestro grupo no era ninguna novedad la de ajustarse el cinturón porque para grabar el primer disco no habíamos gastado ni un mísero centavo. Lo hicimos con los instrumentos que teníamos y con lo que algunos amigos nos prestaron, que tampoco fueron demasiados. Además, el estudio, aunque lo he popularizado bajo el nombre de El Quinto, no era otro lugar que mi propia casa. Eso sí, para grabar el tema para este compilado, “Another Journey by Train”, que elegimos porque era instrumental y no teníamos ganas de lidiar con la vocecita del viejo Robert, rompimos el chanchito y compramos cuerdas lisas para el bajo. ¿Cómo se nos ocurrió? Charlando con Omar sobre algunos discos que nos gustaban mucho, recordamos “The Waking Hour” de Dalis Car, una magnífica colaboración entre Peter Murphy, cantante de Bauhaus, y Mick Karn, bajista de Japan. (Si no escuchaste ese disco, hacelo ya mismo, no sabés de lo que te perdés.) ¡Cómo nos gustaba el sonido de ese bajo! Nos pusimos a investigar un poco y un amigo nos dijo: “seguro que ese tipo usa cuerdas lisas y, además, el bajo es fretless”. Cagamos. El bajo que teníamos no era fretless. Era lo que podía ser. Sin embargo, tuvimos más culo que cabeza, porque nos enteramos de que otros dos amigos, Mariano Marcos y Gabriel Mateos, habían hecho un experimento con un viejo bajo destartalado. Le habían sacado todos los trastes, habían emparejado y alisado el mástil con algún tipo de masilla, lo habían lijado, emprolijado y barnizado. Finalmente, lo habían transformado en fretless. Para darle un poco más de onda, se encargaron de pintarle el cuerpo al mejor estilo Jackson Pollock. ¡Un golazo! Era justo lo que necesitábamos y nos lo prestaron. En principio, para grabar el tema para el compilado, pero, como nos gustó tanto el resultado, nuestros amigos nos lo prestaron por tiempo ilimitado. Finalmente, pudimos usarlo para grabar nuestro álbum “Sang” completito y, además, para unos cuantos de nuestros posteriores experimentos sonoros.

https://mad-ride-records.bandcamp.com/album/sang


sábado, 20 de febrero de 2021

NOVENTA Y UNO

Mientras cursaba la escuela secundaria el sello DG Discos publicó unos cuantos álbumes de grupos que me cautivaron y por los que aún conservo cierto interés. The Wolfgang Press, Bauhaus, Cocteau Twins, Modern English, The Go-Betweens, Love and Rockets, The Fall, The The, Peter Murphy, son los que puedo citar sin pensar demasiado. De todos ellos tengo discos, de unos más, de otros menos. 

Lamentablemente, la forma de conocer a todos los artistas no siempre es tan directa, tan sencilla. A algunos llegás por recomendaciones, a otros por casualidad. Después de haber escuchado varias veces el casete “Should the World Fail to Fall Apart” de Peter Murphy, me enteré de que dos de las canciones que más me gustaban de ese disco no eran de la autoría del cantante de Bauhaus. Una de ellas, “The Light Pours out of Me”, pertenecía a Magazine, un grupo del que conocía la existencia porque un compañero de banco de la escuela me había hecho escuchar uno de sus álbumes. Además, ya conocía a su cantante, Howard Devoto, por haber leído su nombre en los créditos de varias canciones en los discos de los Buzzcocks. En aquella época, desconocía que Devoto había iniciado su carrera en ese grupo punk y que había grabado con ellos su primer simple “Spiral Scratch”. Sin embargo, todos esos nombres no me resultaban ajenos. 

La segunda canción de ese disco que tanto me gustó, “Final Solution”, decía pertenecer a un grupo del que, en los años 80, nunca había oído hablar. Perdón por la ignorancia, pero no se puede estar en todas. Años más tarde, el primero que me mencionó el nombre de este grupo, diciéndome que él era un gran fan, fue Norberto Cambiaso. Un día que había pasado por su departamento para dejarle casetes de MUTANTES MELANCÓLICOS y retirar algún ejemplar de su revista “Esculpiendo milagros”, obviamente, hablamos de música. ¿De qué otra cosa vas a hablar con un tipo al que recién conocés y que en el living de su casa tiene un mueble de pared a pared lleno de discos? Sería el año 1993 ó 1994. Yo estaba focalizado en un par de grupos que me gustaban porque para más no me alcanzaba la guita. Eso sí, tomé nota de sus recomendaciones y años más tarde me desquité.

El desquite, de entrada, vino de prestado porque la primera vez que escuché un disco completo de Pere Ubu fue en el departamento de San Telmo de mi amigo Cristian. Un día que había pasado a verlo para ultimar detalles sobre la publicación de “Sing” de NO:ID., él estaba escuchando un vinilo que me sorprendió y cuando le pregunté de qué se trataba, me pasó una tapa blanca con una ilustración en tinta negra que decía “The Modern Dance”. Varios años más tarde, cuando vivía en Montréal, fue el primer CD de estos muchachos que compré. No contiene la canción que tanto me había gustado del disco de Peter Murphy, pero fue un excelente comienzo. He ido consiguiendo unos cuantos álbumes de estos locolindos y sigo buscando...



sábado, 9 de mayo de 2020

SIETE

Cuando me preguntaban si me gustaba algún grupo de rock nacional decía que no. Claro, el único disco que había escuchado que se acercaba a la condición de ser “argento” era “Llegando los monos” de Sumo y, para mí, no cabía en esa definición. En esa época desconocía los detalles de la historia del grupo o de Luca Prodan, no tenía ni idea de dónde venía. A mí me había quedado claro que no sonaban como otros grupos argentinos, no solo porque algunas canciones fueran en inglés o porque Luca lucía un marcado acento extranjero, era algo más. Los conocí una noche en la Rock & Pop. Pasaron “Estallando en el océano”. Me pareció increíble al instante de empezar a escucharlo. Sin embargo, no supe de qué grupo se trataba hasta que un amigo me prestó el vinilo unos meses más tarde. También en esa radio escuché por primera vez “Barbarism Begins at Home” del disco “Meat is Murder” de los Smiths. Era un lugar obligado para conocer cosas nuevas en los años ’80. El dueño de la radio también tenía un sello a través del que publicaba discos que no eran tan convencionales, aquellos que otros sellos nacionales no traían, o no se animaban a traer. Gracias a DG Discos. conocí: “In the Flat Field” de Bauhaus, “Standing up Straight” de The Wolfgang Press y “Lonely Is an Eyesore” compilado del sello 4AD que incluía a Cocteau Twins y a Dif Juz, entre otros. Todos grupos que aún hoy aprecio y de los que conservo algo de material.