Mostrando entradas con la etiqueta The Clash. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta The Clash. Mostrar todas las entradas

sábado, 30 de mayo de 2020

VEINTITRÉS

Cada vez que charlaba un poco más con Christian, alias Fabio, me enteraba de que ya había escuchado alguno de los álbumes que yo tenía en mi colección. Otro amigo con el que habíamos intercambiado información musical, Iván, no solo me había prestado “Llegando los monos” de Sumo sino que, además, me había hecho conocer a los Beastie Boys y, gracias a él, luego compré “Licensed to Ill” cuando estuve de vacaciones en Brasil. Recuerdo que yo, en ese intercambio, le hice escuchar “Another Music in a Different Kitchen”, “A Different Kind of Tension” y “Singles Going Steady” de los Buzzcocks, y más tarde “London Calling” de The Clash. Fabio, ya conocía todos estos álbumes y además era fanático de Sumo y, como era un poco mayor que yo, había tenido la suerte de verlos en vivo. A él también le gustaba mucho el reggae, un género musical que nunca llegó a cautivarme ni a interesarme. Para mi cumpleaños, se juntaron con los otros miembros de MATEN AL DISC-JOCKEY y aprovechando esta información, grabaron un casete recopilatorio de Sumo con todos aquellos temas que se ajustaban mejor a mis intereses musicales, en el que omitieron incluir todos los temas en los que el grupo coqueteaba con el ritmo jamaiquino y me lo ofrecieron como regalo.

Muchísimos años más tarde, cuando vivía en Montréal, conocí a un mexicano llamado Fernando que me pidió que si viajaba a Argentina a visitar a mi familia le comprara los discos de Sumo porque los quería conocer. En uno de mis viajes a Buenos Aires, fui a Yenny y los compré a todos juntos. Sin embargo, a mi regreso a Canadá, no le di los discos. Primero, porque me percaté de que el flaco no tenía ninguna intención de pagármelos y, segundo, porque ya me había encariñado con la idea de que formaran parte de mi colección.


domingo, 10 de mayo de 2020

OCHO

¡Qué suerte que tienen los brasileños! Pensaba cuando veía que muchos discos decían “industria brasileira”. Quién sabe, quizás ellos sean más abiertos con el tema de la música y se permiten la existencia de nuevas formas de expresión. Quizás el argentino sea más conservador y reticente a aceptar algo nuevo, algo que salga del molde al que está acostumbrado. Lo que sí sé es que en algún momento fui a visitar las Cataratas del Iguazú con mi familia y volví con algunos discos de vinilo que compré en la ciudad brasileña de Foz do Iguaçu. No recuerdo todos los títulos que traje pero bien pueden ser: “Hatful of Hollow” de los Smiths, “Closer” de Joy Division, alguno de Siouxsie and the Banshees, “Treasure” de Cocteau Twins, “Mirror Moves” de Psychedelic Furs y, quizás, “London Calling” de los Clash. Fue increíble, porque la única disquería del pueblo en la que me muní de todo ese material que sonaba extravagante para un porteño, no tenía nada de especial, nada del “underground cool” – casi cheto – de las “cuevas” de Buenos Aires que estaba acostumbrado a frecuentar. Era un negocio a la calle, simplote pero cargado de cosas interesantes. No me quiero imaginar todo lo que hubiera podido conseguir si hubiera ido a alguna de las ciudades importantes...