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martes, 13 de octubre de 2020

SESENTA Y OCHO

Por recomendación de Damián (Q.E.P.D.) de Oíd Mortales, decidí comprar los discos “I, Swinger” y “Schizophonic!” de Combustible Edison, y “The Shadow of Your Smile” y “Retrograde” de Friends of Dean Martinez. Lamentablemente, no se los compré a él, sino que lo hice en un local descomunalmente enorme de Virgin Records en New York, creo que sobre la archifamosísima calle Broadway. Era la primera vez que visitaba un emporio semejante y los destellos y las luces me encandilaron. Pero no me arrepiento de haber visitado ese sitio. 

Los dos álbumes de Combustible Edison, son interesantes y los escuché una gran cantidad de veces, aunque no volví a comprar discos de este grupo hasta que los encontré de furiosa oferta en una caja que decía “tout à 2 pièces” en una disquería de Montréal que queda sobre la calle Sainte-Catherine Est, a dos cuadras de la estación Berri-UQAM. Este comercio ahora se llama “Volume Boutique Inc.”, cuando yo lo frecuentaba, allá entre el 2006 y 2008, no recuerdo. 

Por el contrario, de Friends of Dean Martinez me hice fanático. Fue a Damián al que le compré sin chistar “Atardecer” y “A Place in the Sun”, discos que resultaron una excelente introducción al post-rock. Un género tan explotado desde la mitad de los años ´90 que fue lentamente cayendo en desgracia: muchos de sus representantes más interesantes lo transitaron hasta el hartazgo y quedaron atrapados en un callejón sin salida que ellos mismos se habían autoimpuesto con dogmas y premisas que fijaban los límites del género. Pura palabrería, porque al final, hay mucha música interesante que han etiquetado de esta manera. Lo triste es que al haber estado bastante de moda, fue sobreexplotado, sobredimensionado, y su lamentable caída en desgracia dejó un vacío difícil de llenar porque ahora pareciera que nadie quiere ser rotulado de esta manera. ¿Quién los entiende? Yo me quedo con todos mis discos de Friends of Dean Martinez, los que compré en New York, los que compré en Buenos Aires, los que compré en Montréal, el que afané en Montréal (porque era una versión diferente a la que yo ya tenía y venía con una tapa distinta, me gustaba, pero, no quería pagarlo), los que compré por correo, acá y allá. No me importa cómo los quieran definir, a mi, me encantan.