Mostrando entradas con la etiqueta E-BOW. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta E-BOW. Mostrar todas las entradas

sábado, 31 de octubre de 2020

SETENTA Y UNO

Después de haber grabado y publicado el álbum “Mi reloj biológico no necesita cuerda” como MUTANTES MELANCÓLICOS, seguí trabajando sobre canciones nuevas aunque sin rumbo fijo. Algunas con piano, otras con guitarras limpias y sin solos demoledores. Con ritmos menos cruzados o con arreglos prefijados. Unas largas, otras más cortas. Sin estribillo, con. Buscando la inspiración por donde pudiera encontrarla. 

Para cada uno de mis álbumes trato de fijar un rumbo, una idea, un concepto, antes de comenzar a escribir y a grabar nuevo material. Algo que defina el nuevo desafío. Sin embargo, en esa época, las grabaciones tenían otro propósito. En mi álbum “Malditos, errantes, marginales, desplazados, olvidados, abandonados” incluí la mayoría de las ideas que me permitieron decidir y definir el nuevo rumbo que tomaría mi música. Son canciones que me sirvieron para delinear el estilo que exploraría en NO:ID., con mi amigo Omar y con unos cuantos amigotes más que nos ayudaron a darle forma al que considero mi proyecto de música pop, desde 1999 hasta 2003. 

Recuerdo que en 1995 ó 1996 había comprado un E-BOW, un electroimán que hace vibrar la cuerda de la guitarra a la que lo acercás y genera una nota interminable, un aparatito genial. También había conseguido un mini-amplificador para la guitarra con un nombre tan extraño como el sonido que produce. Imaginate que la perilla de volumen es una nariz de chancho. Como no podía ser de otra manera, se llama PIGNOSE. Obvio, el sonido que produce es tan sucio como un apestoso chiquero. Además, finalmente había comprado un SLIDE en una casa de música para dejar de usar el porta rollo de papel higiénico metálico que me había sustraído de un baño de una heladería de Pinamar y que había recortado para poder calzarlo en mi dedo y deslizarlo sobre las cuerdas de mi guitarra. Sé en lo que estás pensando. Claro que sí, lo higienicé concienzudamente antes de destinarlo a su nueva profesión. Con estos tres nuevos ingredientes, algunas premisas sobre la simpleza de la canción de fogón y la economía de recursos sonoros que requería mi nuevo proyecto, senté las bases de una forma de hacer música que me permitió grabar más de treinta canciones, muchas de las cuales considero memorables.

https://mad-ride-records.bandcamp.com/album/malditos-errantes-marginales-desplazados-olvidados-abandonados