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jueves, 8 de octubre de 2020

SESENTA Y TRES

Ya había escuchado “The Stooges”, “Fun House” y “Raw Power” de los Stooges, en vinilo, gracias a Juan Carlos. “Lust for Life” de Iggy Pop solista, en CD, en la disquería de Charly, también mientras iba a la escuela secundaria. “Fun House” lo compré en el parque Rivadavia, un par de años más tarde. “Lust for Life” lo compré un tiempo después en Musimundo. (Seguro que un poco más barato de lo que pedía Charly, porque la verdad es que aunque la pasaba bien yendo a charlar a esa disquería, no había que tener un sexto sentido para darse cuenta de que el gordo inflaba tanto los precios como se le fue inflando su panza con el correr de los años. Argumentos sobre la dificultad de conseguir el material, la dificultad de encontrar uno en tan buen estado – aunque estuviera bastante maltratado. Argumentos sobre las diversas cotizaciones, del dólar, de la libra esterlina y hasta del yen para intentar vacunarte. Argumentos sin fin para desvalijarte. Lamentablemente, solo algunas de las malas costumbres de muchísimos de estos tipejos que operan en el mundillo de la compra-venta de discos – estos viles sujetos – que a pesar de los años no pasan de moda. Por lo general, se trata de gente infame que opera sobre la necesidad de todo sonívoro, o simplemente de todo fanático de algún grupo de música, de conocer alguna nueva obra, algún nuevo disco, alguna nueva expresión musical que lo ha cautivado.) Me enojé y me fui de tema. Estaba hablando de Iggy Pop e iba a mencionar que revisando los discos que ofrecían en una pequeña disquería sin nombre que estaba a media cuadra de la plaza Flores, en la misma en la que compré varios de los discos de Tom Waits de la primera época a precios más que razonables, también compré “The Idiot”. Apenas lo vi, recordé que Juan Carlos me lo había recomendado. No dudé y me lo llevé. Aunque este álbum lo disfruté solo, extrañando aquellos memorables encuentros musicales en los que intercambiábamos información, anécdotas y nombres de discos que no podíamos dejar de escuchar, mientras sonaba en mi equipo, no podía evitar recordar a Juan Carlos asegurando que este álbum había servido de inspiración a muchos de los grupetes “dark” que apreciábamos. Otro clásico.