Sin embargo, muy a pesar de mi pronóstico, en algún momento el único programa de videos que podía ver en alguno de los cinco canales de televisión por aire disponibles, escuché “Pretty in Pink” de Psychedelic Furs, una canción del disco “Infected” de The The y otra de Jesus and Mary Chain, supongo que de “Psychocandy”. Esas canciones cambiaron mi percepción sobre la música popular y me revelaron sonidos diferentes, deformes, imprevisibles, que iban más allá de las tontas nociones musicales que la profesora de música de la escuela secundaria intentaba inculcarme. Su visión retrógrada y su estilo coercitivo no hicieron más que confirmar que esas canciones que había descubierto por azar me abrían puertas hacia experiencias con el sonido de las que nadie me había hablado. Experiencias que me movilizaban y me incentivaban para que me involucrara en un mundo nuevo y desconocido para mi. Había encontrado una razón para hacer música.
lunes, 4 de mayo de 2020
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