lunes, 1 de junio de 2020

VEINTICINCO

No tengo ni la más mínima idea de quién me hizo la primera copia del video “Pleasure Heads Must Burn” de Birthday Party. Lo que sí recuerdo es que me encantaba verlo. Ese grupo, en vivo, iba más allá de todos los otros grupos punk – o algo así – que conocía. Era todo desborde y descontrol, desde el color rojizo de la imagen pobremente iluminada hasta el enfoque de la escena tomado desde el peor punto de vista que no hace más que perder el momento que debería haber sido inmortalizado en la filmación. Quizás esas fueran algunas de las razones que llevaron a una chiquilla adolescente – que frecuentaba allá lejos y hace tiempo – a decir, aterrorizada, mientras comíamos un churrasquito con ensalada en el living de la casa de mis padres: “por favor, sacá ese video que me hace mal a la digestión”.

Ese comentario desalentador no logró alejarme de este grupo, que aún hoy, como ya lo he mencionado en otro momento, provoca en mí una extraña fascinación, atracción y devoción. Obvio, me encanta. Tampoco logró alejarme del video. Por casualidad, en algún momento encontré el original en venta en una de las disquerías de la galería Bond Street y pude seguir disfrutándolo durante largo tiempo, hasta que se dañó definitivamente la videocasetera y no pudo ser reparada. Cuando parecía que nunca más iba a poder disfrutar de esta magnífica filmación, mientras vivía en Montréal, me enteré de que “Pleasure Heads Must Burn” había sido republicado en DVD y, por si fuera poco, con material inédito. Sin dudarlo, se lo encargué a Francis – o quizás a Raymond – de Atom Heart. Finalmente, pude volver a disfrutar de este video que tanto me había inspirado durante mi paso por la escuela secundaria. Por suerte puedo seguir disfrutándolo...


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