martes, 19 de mayo de 2020

DIECISIETE

Uno de los primeros álbumes que colaboró a que mi percepción y valoración de la música evolucionara fue “Lonely is an Eyesore”, el compilado de 4AD que había publicado DG Discos en 1987 y que yo había conseguido en casete en la avenida Corrientes. Todos los temas del disco me gustaban pero había dos que mostraron y me abrieron nuevos caminos. 

El primero, el de Wolfgang Press, “Cut the Tree”, que me hizo conocer uno de los grupos que aún hoy considero como uno de mis favoritos. Por suerte, ese mismo sello nacional también había publicado “Standing up Straight” que tuve en casete y hoy tengo y escucho en CD.

El otro era el de Dif Juz, “No Motion”. Si no recuerdo mal, fue el primer tema de rock instrumental al que me exponía. ¡Me encantaba! Además, fue premonitorio. Muchos años después, cuando escuché por primera vez el álbum “Die Hard” de Die Haut entendí que la música instrumental me proponía algo diferente y que en algún punto empezaba a interesarme más que la canción. Luego, cuando conocí a Tortoise, quedé inmediatamente fascinado. Es cierto que para ese entonces ya había empezado a escuchar cada vez más discos de jazz y me había expuesto a varios tipos de música experimental, sin embargo, llegué a pensar que si el post-rock – género que exploré muchísimo durante los más de cinco años que viví en Montréal – había logrado engancharme tanto y lo sentía como una evolución natural de la música en los años 2000 era gracias a aquel temita de Dif Juz que había conocido quince años antes. A mi humilde entender, ellos crearon este famoso género al menos diez años antes de que se inventara y se popularizara. 


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