miércoles, 15 de julio de 2020

CUARENTA Y UNO

Ahora sí, es necesario que me ponga un poco serio. Del disco del que voy a escribir, solamente puedo decir un par de cosas. Lo compré un día a la tardecita, antes de ir a la facultad. Cursaba en Ciudad Universitaria. Lejos de mi querido barrio de Flores, lejos del centro. En fin, lejos de todos lados. Imaginate, toda la tarde con un disco en el bolsillo del que solo podía fantasear cómo sonaba porque conocía a algunos de sus integrantes. Resumiendo, recién lo pude escuchar cerca de las nueve de la noche, cuando regresé a mi casa. Creo que lo que me sucedió con este álbum nunca antes lo había experimentado (uso el verbo suceder, porque escuchar esta música fue un suceso único e irrepetible). Puse el CD en el reproductor y me quedé sentado en mi cama, frente al equipo, absorto, hipnotizado por el sonido que surgía de los altoparlantes. No tengo palabras para describir la experiencia, porque me quedé mudo, quieto y seducido por una música que sentía familiar aunque era la primera vez que la escuchaba. Era una música que estaba ahí, latente en mi universo sónico, y acababa de descubrirla. Finalmente, escuché el disco seis veces seguidas antes de irme a dormir. No solo es un disco más que me marcó, sino que es un disco que se transformó en inolvidable. Gracias a este disco, decidí que mi canción “Mutantes melancólicos” daría nombre a mi nuevo proyecto. Gracias a este disco, decidí que quería hacer una música corrosiva que corroyera el alma tanto como los oídos. Gracias a este disco, terminé de comprender que una música de cadencia lenta puede taladrar y horadar aún más que cualquier música con ritmo alocado y sin sentido. No pienses que me iba a olvidar de mencionar el nombre de esta maravilla. Se trata de “Get Lost (Don’t Lie)” de These Immortal Souls, el grupo en el que Rowland S. Howard pudo demostrar que aunque el despliegue vocal de un cantautor de fama esquiva no sea el de un carismático líder, igualmente, tiene la capacidad de transportar al oyente a mundos impensados sin que éste logre ofrecer resistencia alguna. 


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