domingo, 12 de julio de 2020

TREINTA Y OCHO

A mediados del año 1991, cuando decidimos que no íbamos a tocar más como SU REAL ORDEN, para mí comenzó una época de grandes cambios y tomé una decisión irrevocable, nunca más iba a tocar con un baterista humano. Aunque años más tarde me desdije, no me sonrojé: empecé a tocar con Omar, el baterista de Exhibición Atroz, en un proyecto que se llamó ASUSTADOS UNIDOS y años después, cuando creé NO:ID., decidí que solamente él podía ocupar el lugar de acompañante y guía al mismo tiempo. Finalmente, tocamos juntos durante cuatro años y dejamos de hacerlo solo porque me mudé a Montréal: quedaba lejos de Flores y juntarnos a ensayar los sábados por la tarde, se hizo imposible. Sin embargo, como en el primer proyecto Omar tocaba la guitarra y cantaba y, en el segundo, tocaba el bajo y cantaba, no creo que cuente como para acusarme de versero. Es cierto, él programaba algunas máquinas de ritmo y tocaba algún instrumento de percusión, pero ahí está el asunto, era un baterista que no tocaba la batería. Rebobinando. Después de mi experiencia con SU REAL ORDEN, quise volver a encarar algún proyecto personal en el que las decisiones que parecieran descocadas, alocadas, no fueran descartadas ni desoídas, lo que sucede generalmente en el contexto de un grupo, ya que hay que conformar a varias personas y las ideas que tratan de salir del molde son las primeras en ir a parar al tacho. Por esa razón, compré la revista Segundamano para averiguar los precios de las máquinas de ritmo usadas. Ya sabía que muchos de los grupos que apreciaba las usaban (Sisters of Mercy, Cocteau Twins, Wolfgang Press) y me importaba un bledo que mis amigos insistieran en que un grupo sin batero no es un grupo. Se pierde la escena, se pierde la sangre, se pierde el rock and roll, decían. No entendían nada. Al final, tomé el toro por las astas, hice lo que se me cantó y compré una ROLAND TR-707, que usé en todas las grabaciones de MUTANTES MELANCÓLICOS. Lamentablemente, al regresar de Canadá, por falta de espacio en mi departamento, tuve que optar por deshacerme de algunos equipos y esa máquina cayó en la volteada porque sentía que, además, ya había cumplido su ciclo.



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